ARTE

La fotografía conceptual es el arte de crear un “concepto” en la mente del espectador sólo con el contenido de una fotografía. Este tipo de fotografías son planificadas, nada instantáneas ya que se necesitan ciertos elementos que la compongan con el fin de conseguir la idea que se tiene en la mente. Esta a de transmitir ese concepto a través de una imagen cargada de un gran o pequeño significado. Por lo general el proceso de una fotografía conceptual comienza desde la captura de la imagen desde la cámara pero en ciertas ocasiones se recurre directamente a la postproducción para conseguir el resultado perfecto.

 

Lo que desde luego consigue este tipo de arte es sacar y explotar la vena más creativa de cada fotógrafoLa temática explorara, atestigua, cuestiona, critica o denuncia la realidad actual ya sea en el ámbito social, político o económico. También, muchas veces, representa una introspección al pensamiento o vivencias del artista. Las fotografías  conceptuales suelen tener tintes irónicos, satíricos e incluso polémicos en su forma de manifestación sin ser ese su único fin frente al espectador. El principal objetivo es que el espectador reflexione y sepa ver el significado detrás de cada imagen. Grandes artistas como Chema Madoz, Cindy Sherman o Heidi Lender han recurrido a este tipo de fotografía para crear grandes obras. Usan sus fotografías como canal para emitir un mensaje y no como fin en sí mismo. En este sentido el uso de símbolo es imprescindible.

 

1.Definir un concepto

 

Desde el principio del proceso se ha de tener claro el concepto que se quiere utilizar. Es necesario saber que mensaje quieres transmitir y cómo lo vas a plasmar ya sea forma objetiva o subjetiva, con símbolos o de manera abstracta, entre otras cosas. 

 

 

3. Apuntar las ideas

 

En lo más cotidiano aparecen muchas veces las ideas más inesperadas. Por eso es conveniente tener siempre una libreta, el móvil o una nota de voz donde apuntar lo que se te ha venido a la mente. Porque muchas veces las ideas se van, y no vuelve. 

 

2. Trabajar la inspiración

 

La  inspiración no viene sola. Hay que buscarla. Una buena forma de encontrarla es con una rutina de trabajo que ayude a explorar nuevos horizontes. Un consejo es descomponer la imagen en elementos básicos y emplear el simbolismo por medio de la exploración consciente. 

 

4. Simbología

 

En la fotografía conceptual se puede ser más explícito o recurrir a símbolos universales. Los más recurrentes son aquellos con connotaciones fuertes: un corazón sangrante, un reloj y hasta un dólar. Solo se necesita algo de creatividad e imaginación.

 

Las 7 claves de la fotografía conceptual

5. Simplificar

 

Para hacer llegar el mensaje es importante ser claro y simple. A de ser entendible dentro de unos márgenes ya que se suele emplear muchas subjetividad. Es bueno hacer pensar al espectador, el cual puede sacar diferentes interpretaciones de una misma imagen pero el mensaje ha de ser claro para cumplir con  su objetivo.

 

6. Ejecutar

 

En este punto se ha de decidir el tipo de técnica fotográfica a utilizar. Esto engloba la iluminación, las lente, el encuadre, la composición, los objetos o sujetos, el lugar, y el momento.

 

7. Postproducción

 

Una vez  se ha tomado la fotografía solo queda dar el toque final para que el resultado sea el esperado. Herramientas como Lightroom o Photoshop pueden ser de gran ayuda para retocar los colores o incluso para realizar un montaje. Aquí esta el tutorial de transformaicón conceptual.

 

La genialidad convertida en casa

No es ningún secreto que Gaudí (1852-1926), el genio loco de la arquitectura, tiene una gran relevancia en el atractivo turístico de Barcelona. Pero el arquitecto también ha dejado su huella en distintos puntos de la geografía, entre ellos, Comillas, una mágica localidad de Cantabria. 

 

Allí se encuentra otra de sus joyas conocida como El Capricho de Gaudí, aunque esta casa nunca le perteneció. Su nombre original era Villa Quijano y fue construido entre 1883 y 1885, la casa fue un encargo del indiano D. Máximo Díaz, concuñado del primer Marqués de Comillas. 

 

 

Como casi todas las obras del arquitecto catalán, la casa cuenta con una infinidad de detalles decorativos y funcionales que tienen su base y que ahora son datos curiosos. Una singularidad de Gaudí fue su predisposición para adaptarse a los anhelos de los clientes.

 

En este caso, por ejemplo, Díaz de Quijano era muy aficionado a la música y coleccionista de plantas exóticas. Gaudí trasladó la melomanía del propietario a numerosos elementos ornamentales, interiores y exteriores: una libélula con una guitarra aparece en una vidriera; un gorrión sobre un órgano en otra.

 

Hasta el nombre, El Capricho, alude a una pieza musical, compuesta de forma libre y fantasiosa. Del mismo modo, la planta con forma de U del edificio posibilitó la protección del gran invernadero donde Díaz de Quijano cultivaba plantas llegadas de otros continentes.

 

 

 

Los girasoles tan icónicos de El Capricho forman un pentagrama y las barandillas son notas musicales. La naturaleza es otro de los grandes protagonistas del palacete. Adornos que evocan fauna y la flora se pueden encontrar tanto en el interior como en el exterior de la casa.

 

Por otra parte, los colores vivos de la fachada fueron elegidos con sumo cuidado para darle a El Capricho una estética árabe, como si fuera un elemento extraño procedente de “otro mundo”. Gaudí jugó con los efectos de color (rojo y verde) y los azulejos para acentuar el estilo musulmán. 

 

 

 

 

 

 

La historia de esta joya ha sido casi tan colorida y distinta como su imagen. Tras la muerte de su primer propietario, El Capricho empezó a ser utilizado como casa de verano por el entorno del Marquesado de Comillas y, más tarde, se alquilaba también a familias acaudaladas de toda España y personalidades políticas.

 

En el año 1969 fue declarado Monumento Histórico Artístico y prácticamente a la par comenzó su declive y un periodo de abandono por las dificultades del Marquesado para mantener el palacete.

 

Ocho años más tarde, en 1977, dejó de estar vinculado a los descendientes del Marqués de Comillas y pasó a manos de un empresario de Torrelavega, aunque fueron sus hijos los que finalmente lo restauraron, de la mano del arquitecto Luis Castillo, para convertirlo en un restaurante que abrió al público en 1989.

 

Ese periplo duró una década, hasta que en 1999 adquirieron el edificio los propietarios actuales, que mantuvieron la actividad de restauración hasta 2009 y decidieron después transformarlo en el espacio cultural que es hoy. El palacete ofrece ahora visitas guiadas al edificio y sus jardines, talleres infantiles y una exposición permanente dedicada "al Gaudí más joven" y a la que fue su primera obra de relevancia: El Capricho.

 

Cantabria de cine

La naturaleza que envuelve Cantabria, la cercanía entre sus mágicos rincones y los encantos de la tierruca en general han hecho que actores y actrices de todas partes rodasen aquí sus escenas. Han trabajado personalidades como  Nicole Kidman o Bill Nighy, pero también un amplio reparto nacional: Antonio Banderas, Luis Tosar, Antonio de la Torre, Karra Elejalde, Lydia Bosch y Amaia Salamanca, entre otros. Las obras más destacadas del panorama cinematográfico grabadas en Cantabria, de más antigua a más reciente:

 

 

La región infinita se convierte en una tierra de rodajes

 

 

1. Airbag, de Juanma Bajo Ulloa

 

Julio de 1996. Metralletas, buzos de cuero, droga y sangre. Un popurrí violento que el director Juanma Bajo Ulloa llevó hasta el exterior del Gran Casino del Sardinero durante el rodaje de la comedia Airbag. Varias secuencias del final de la película -con persecución incluida- se rodaron en la escalinata del blanco casino. Protagonizada por Karra Elejalde, Fernando Guillén Cuervo y Alberto San Juan, entre otros, cuenta la historia de Juantxo que, a punto de casarse, pierde su anillo de compromiso en la despedida de soltero. Para recuperarlo vive todo tipo de situaciones surrealistas.

 

 

 

 

2. Los otros, de Alejandro Amenábar

 

Fue todo un acontecimiento ver a la actriz de Hollywood Nicole Kidman por el pueblo. Por las Fraguas. Bueno, se la vio más en la película, una vez estrenada, que en Cantabria. Las fuertes medidas de seguridad que blindaron el rodaje no permitieron demasiadas fotografías.

 

La actriz australiana aterrizó en Parayas en un avión privado junto al que por aquel entonces (octubre del año 2000) era su marido, Tom Cruise, y sus dos hijos. Con una visible cojera, Kidman se trasladó hasta Carrejo, donde se hospedó durante todo el rodaje. La grabación en Cantabria combinó las escenas del interior del Palacio de los Hornillos con las exteriores, en el entorno del edificio.

 

 

 

 

 

3. Primos, de Daniel Sánchez Arévalo

 

En mayo de 2010 comenzó en Comillas el rodaje de Primos del cántabro de adopción Daniel Sánchez Arévalo. Quim Gutiérrez, Inma Cuesta, Antonio de la Torre, Clara Lago y Adrían Lastra se pasearon por Cantabria como Perico por su casa hasta el final de la grabación, el 26 de junio. En la película, la playa, el puerto, las calles, el mar e incluso el cementerio de Comillas fueron una parte importante del escenario. La historia abordaba las desventuras de tres primos que veranean en Comillas y guardan muy buenos recuerdos del lugar, donde se reencuentran.

 

 

 

 

 

 

4. Gran Hotel, de Ramón Campos y Gema R. Neira

 

La serie fue un éxito y las visitas al Palacio de la Magdalena se dispararon. Gran Hotel, protagonizada por Amaia Salamaca, Yon González, Concha Velasco, Eloy Azorín, Adriana Ozores o Silvia Marsó, entre otros, se rodó en Cantabria en el año 2011.

 

El Gobierno de Cantabria alcanzó un acuerdo de patrocinio que obligaba a la contratación en la región del personal figurante necesario para los rodajes y que se incluyeran escenarios de Cantabria. El Ayuntamiento de Santander colaboró con la serie de Antena 3 cediendo las estancias del palacio, el jardín y la finca (22 hectáreas) para la grabación.

 

 

 

 

 

 

 

5. Heidi, de Bhava Talwar

 

Con un Mogrovejo desconocido, con las fachadas de varias casas pintadas de colores y mucha, mucha expectación, el rodaje de Heidi comenzó en abril de 2016. Su directora, la india Bhava Talwar, tenía claro que quería llevar los Alpes suizos hasta Liébana. Así que tras los permisos oportunos, trajo a Cantabria a actores de la talla de Bill Nighy, la inolvidable estrella de pop de la película Love Actually o Mark Williams, el Arthur Weasley de la saga Harry Potter. La productora Nippon Animation incluso construyó en el pueblo cántabro una casa idéntica a la de la pequeña Heidi.

 

 

 

 

 

 

 

 

6. "Diecisiete", la última película rodada por el director madrileño Daniel Sánchez Arévalo

 

 

 

Película, que ha sido rodada íntegramente en Cantabria y cuyos derechos posee la plataforma Netflix, asisten a la emisión y mantienen el coloquio con el público.

 

Y ha sido rodada gran parte en Cantabria, al igual que otros trabajos previos de Sánchez Arévalo, como “Primos”, grabada en Comillas. Pueblos de Cantabria como Carmona (Cabuérniga), Cabezón de la Sal, Valdáliga y Viérnoles (Torrelavega) son algunas de las localizaciones.

 

Por ejemplo, el Parador de Carmona fue cedido para acoger el set de vestuario, maquillaje y peluquería de los actores, además de albergar el comedor en el que el equipo realizaba sus descansos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Sánchez Arévalo ha reiterado en diferentes entrevistas que él nació “por error” en Madrid, pero que se siente cántabro, y que buscar el norte es una necesidad en él. Para el realizador realizar este film es una “excusa” para poder pasar tiempo en esta región.

 

El cineasta ha definido como road movie emocional a ‘Diecisiete’, y ha calificado a Cantabria como “un lugar privilegiado e ideal para narrar la historia de estos hermanos protagonistas.”

 

En cuanto al argumento de “Diecisiete”, Sánchez Arévalo cuenta la historia de Héctor, un joven de 17 años que lleva dos interno en un centro de menores. Insociable y poco comunicativo, apenas se relaciona con nadie hasta que se anima a participar en una terapia de reinserción con perros.

 

Allí, el chico establece un vínculo indisoluble con una perra, a la que llama Oveja. Pero un día la perra es adoptada y Héctor se muestra incapaz de aceptarlo. A pesar de que le quedan menos de dos meses para cumplir su internamiento, decide escaparse para ir a buscarla.

 

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