Mis aventuras eroticas

 

Esta historia es real

 

Él prosiguió buscando por el corredor para el número de llamada. Entonces se oyó nuevamente, mientras que sus ojos se hallaron con el número adecuado. Tiró de la monografía sobre la fotografía erótica del siglo XIX en la ciudad de Londres fuera de la plataforma. Él lo miró y sintió que su pene se agitaba en sus pantalones. Se preguntó de qué manera reaccionaría su maestro a un artículo de un tipo en el incremento o bien la fotografía erótica y la literatura. A él le agradaba meditar en sí como feminista, mas fue tema frágil. Se puso el libro en su bolsa en el hombro y prosiguió adelante.

Entonces se oyó nuevamente. Indudablemente, un gemido. Sofocado. Mas un gemido.

Al final del corredor, una fila de cubículos se extendía durante la pared. Abajo al final volvió a oírlo.

Se volvió de esa forma, dando un paso en silencio ahora, prosigue siendo la exploración de los extremos de los corredores para el rango de números de llamada para el próximo libro que buscaba, una investigación equiparado de la literatura erótica en Europa. Cuando llegó a la nave derecha, escuchó un profundo suspiro.

Él prosiguió su camino, siendo el escaneo de los corredores de pilas vacías.

Entonces vio un ligero movimiento en el aura obscura que proyecta la luz de la lectura en el último cubículo contra la pared.

Se detuvo y observó. Una cabeza rubia se inclinó un tanto cara atrás en la silla. Oyó otro gemido, esta vez bajo y más largo.

Él se transformó velozmente por el corredor más próximo a moverse fuera de la vista. Al final del corredor silenciosamente se trasladó a la última fila y se asomó por el rincón.

la figura de la mujer era la luz de fondo sea la luz Carrel. Mas podía decir al momento, aun de espaldas a él. Fue su maestro de Inglés. Ella tenía un libro en su mano izquierda. Estaba encorvado en la silla se inclina cara atrás. No sabía dónde estaba su mano derecha, mas podía ver su brazo estaba en cámara lenta incesante.

Entonces dejó escapar otro gemido suave.

Se aproximó más. Como por la mañana había estado dando conferencias sobre el ascenso y caída de los géneros en toda Europa. Al final de la clase, siempre y en todo momento afirmó algo que dejarlos colgando. Y esta mañana, que había dicho que estudiar escuetamente el surgimiento de géneros eróticos próxima semana. Fue esta su preparación?

Se movió poco a poco más cerca, continuando en las sombras del corredor obscuro de libros.

Ella levantó la mano derecha para entregar vuelta la página. Y cuando bajó, pudo ver que fue a la derecha entre sus piernas. Entonces se sacudió levemente en la silla de madera.

Conforme se aproximaba, se preocupó menos sobre ella se diese cuenta. Ella parecía estar en trance de un lector. Su falda corta, que lo había distraído en clase, fue empujado todavía más alto en sus muslos mientras que su mano se movió entre sus piernas. Su mirada estaba fija en la página.

Se sentía su pene endurecimiento en sus pantalones. Entonces vio la cubierta del libro, 'Fanny Hill: Memorias de una mujer de placer. "

El movimiento de su mano entre sus piernas estaba acelerando, como gruñó en voz baja.

Su mano derecha rozó el alargamiento de pene duro en la pernera de los pantalones vaqueros ajustados. Se apoyó en el anaquel de libros y observó.

Su mano derecha salió de entre sus piernas como si fuera una jovencita cachonda. Ya antes de pasar la página de este tiempo, puso sus dedos en la boca, chupó ellos por un instante, y gimió suavemente. Después de vuelta entre sus piernas se fueron, reluciendo con la humedad. Su ritmo más lento. Como su respiración. Observó como sus pechos empujaron. Se detuvo momentáneamente y suspiró, mas sostuvo su mano entre sus piernas. Pronto se movía de manera rápida nuevamente. Esta vez apenas un gemido ahogado escapó de sus labios.

Él bajó la cremallera de los pantalones y se sentía por su erección mientras que se retiraba un tanto más en las sombras. La sacó libre, se llevó las manos a sus labios, humectando los dedos con saliva, y después empezó de forma lenta rodeando la cabeza de su pene. Conforme su ritmo se aceleró, empezó a acariciar la longitud de su pene, ahora con mácula de líquido preseminal.

Cuando levantó la mano para pasar la página nuevamente, se aprovechó la ocasión para lubrificar su mano con más saliva. Cuando se reinició frotarse, lo hizo, asimismo, imaginando deslizando su polla entre sus labios vaginales húmedos, mientras que sus muslos mantecosos lo apretó, y sus botas negras envueltas en torno a su espalda. Se imaginó apretando sus pechos en la camisa negro semitransparente, y tirando de él cara atrás y liberando sus pezones duros del sostén negro debajo.

Él dejó escapar un gemido.

Ella se congeló, y se volvió velozmente, mientras que se sostiene el libro en su mano izquierda, y quitando poco a poco su mano derecha entre sus piernas.

Se congeló.

Ella no afirmó una palabra. Miró fijamente a los ojos y después cara abajo en su pene, que reluce en la luz sutil por el corredor, y después de vuelta en sus ojos. Miró velozmente por la fila de cubículos, ahora, nuevamente a él.

Se volvió de forma lenta en la silla de madera, sosteniendo sus ojos en los suyos. Entonces bajó la mano entre las piernas nuevamente y levantó la falda. A la vista del cubículo de que pudiese ver sus braguitas empujado a un lado cuando abrió los labios de la vulva de su mirada y poquito a poco empezó a frotarse otra vez. Sus ojos se pusieron con lasitud, y sus labios se abrieron como un suave gemido vino de entre ellos al ver su sexo palpitante.