Cómo evitar los timos en las Tiendas online

Iñaqui Juez y su post en el diariomontanes.es no traen 6 jugosos consejos para que no nos timen cuando estemos comprando por la red.

 

"El sueño de muchos compradores compulsivos se cumplió con creces con la llegada de internet a nuestros ordenadores. Tiendas virtuales con todo tipo de artículos abiertas de forma ininterrumpida las 24 horas de los 365 días del año. Una auténtica orgía consumista sin fecha de caducidad y al alcance de un solo 'click' de ratón. Con la llegada de los teléfonos inteligentes y las tabletas, las ventas correspondientes al comercio electrónico no han hecho más que dispararse. Según el informe 'European B2C E-commerce Report 2014', elaborado por la asociación Ecommerce Europe, la facturación de este sector en España fue de 14.400 millones de euros en 2013, lo que supone un crecimiento del 22,5% con respecto al año anterior.

 

Y es que ya ni es necesario visitar una web para acceder a los distintos escaparates online. Con solo descargarse una aplicación, podemos tener en la palma de la mano un catálogo permanentemente actualizado con los más recientes productos de moda, tecnología, ocio o gastronomía. Y todo ello sin necesidad de tener que acudir físicamente al comercio de turno, lo que explica que el 33% de las compras en España se realicen a través de Internet. Por si fuera poco, el 52% de los internautas buscan y se informan sobre los distintos artículos en sus dispositivos antes de comprarlos físicamente en una tienda, tal y como señala el informe 'Hábitos del e-commerce', elaborado por la consultora Nielsen.

 

Pero entre la espesura de tanta oferta comercial, multitud de empresas fraudulentas esperan agazapadas el momento en el que poder hincar el diente a los bolsillos de sus potenciales y confiados clientes. El reclamo suele ser un producto normalmente caro, convertido por arte de magia en un auténtico chollo imposible de rechazar. Algo demasiado bonito para ser verdad. Cuando los compradores terminan pagándolo, normalmente aportando los datos de su tarjeta de crédito, ya es demasiado tarde. Con suerte, solo se les descontará el valor de un objeto de deseo inexistente. En el peor de los casos, los piratas informáticos disfrazados de comerciantes procederán a dejar el saldo de sus cuentas bancarias a cero. Como en cualquier ámbito de la vida, en internet también hay que andar con pies de plomo. Aquí van diez consejos básicos que los expertos en comercio electrónico suelen señalar para evitar engrosar la larga lista de usuarios timados vía online. Y es que hay que estar de lo más preparados para hacer frente al incesante incremento de este tipo de delitos electrónicos.

 

1. Comprar solo en sitios seguros

 

Cada día nacen en internet nuevas tiendas dedicadas a la venta de todo tipo de artículos, algunas de ellas creadas con aviesas intenciones. Ante el riesgo de terminar una transacción económica con cara de tonto, muchos consumidores optan por comprar solo en comercios online de confianza como Amazon o en las webs oficiales de establecimientos físicos como El Corte Inglés o Mediamark, por poner solo algunos ejemplos. Hasta que un buen día se topan en sus navegadores con un ofertón de una empresa de la que no saben nada. En este caso, es aconsejable acceder a nuestro buscador favorito y asociar su nombre con la palabra foros. Ahí, podremos leer a las opiniones de los internautas sobre la seriedad de esa compañía en particular. Si los comentarios son mayoritariamente negativos o, directamente, inexistentes, mejor pasar de largo para evitar males mayores. También hay que desconfiar de los comercios que solo tengan un correo o un mail como medio de contacto sin que su dirección real aparezca por ninguna parte.

 

2. Mejor pagar a contrareembolso

 

Muchas personas todavía desconfían a la hora de dar sus datos bancarios a empresas online. Y hacen muy bien. Salvo en el caso de los gigantes del comercio electrónico, cualquier precaución es poca. La primera de ellas consiste en pagar por el producto en cuestión solo cuando lo recibamos en casa. El contrareembolso nos puede evitar más de un disgusto ante la posibilidad de haber comprado un producto imaginario. Si esta opción no está disponible en la lista de formas de pago de la tienda online, es aconsejable hacer el desembolso a través de una cuenta de PayPal. Muchos internautas usan el famoso servicio de transacciones online, muy similar al que ofrece una tarjeta de crédito al estar también asociado con nuestro banco o caja de ahorros. De esta forma, el comercio recibe el dinero solicitado por su artículo sin poder acceder a nuestros datos bancarios. El solo hecho de aceptar pagos por este sistema aporta un extra de seguridad al consumidor más precavido.

 

3. Abrir una cuenta bancaria solo para internet

 

Hay personas que tienen auténtico pavor a que una mala experiencia comprando en internet acabe con los ahorros de toda una vida. Para vencer esta clase de miedos, nada mejor que abrir una cuenta bancaria con el saldo necesario para hacer este tipo de operaciones. De esta manera, si los ciberdelincuentes se apoderan de los datos de nuestro banco o caja de ahorros, el daño será bastante más limitado que cuando usamos la nuestra habitual. De cualquier forma, es aconsejable siempre estar vigilante a los movimientos de nuestras tarjetas de crédito para avisar a nuestro banco si advertimos unas transacciones monetarias totalmente ajenas a nuestra voluntad.

 

4. Evitar las conexiones gratuitas

 

Muchas personas viven a la búsqueda y captura de wifis abiertas para ahorrarse unos megas del siempre escaso plan de Internet contratado con la operadora telefónica de turno. Las conexiones gratuitas en plazas o centros comerciales encierran un claro peligro cuando se realizan este tipo de transacciones debido a su escasa seguridad. De hecho, no sería raro que nuestras transmisiones de datos, que incluirían información tan comprometedora como nuestras claves bancarias, acabaran en manos de un ciberdelincuente. Por tanto, si ves alguna oferta que te gusta en una tienda online, lo inteligente es esperar a llegar a casa y realizar la compra bajo el amparo de nuestro servicio de conexión particular. Siempre, claro está, que se encuentre debidamente protegido. De lo contrario, estaríamos en las mismas.

 

 

5. Blindar nuestro ordenador

 

Es vital que si hacemos la compra a través de un ordenador, lo tengamos inmunizado mediante un buen antivirus, firewall incluido, para evitar ataques informáticos que se hagan con nuestros datos más comprometedores. Entre los malware más dañinos, según Europol, se encuentran los ‘keyloggers’, que son unos programas capaces de registrar cada tecla de la computadora que pulsa el usuario para descubrir sus contraseñas. Como medida de protección extra, también es aconsejable realizar estos pagos cuando en nuestro navegador de internet aparezca un candado cerrado o las siglas SLL (Secure Socket Layer) cuando visitamos una determinada tienda online. Ambos indicad

ores nos dejan claro que se trata de una web con conexión segura y que podemos compartir nuestros datos sin aparentes problemas.

 

6. Atención con las aduanas

 

En algunas ocasiones, encontramos en internet productos, normalmente del sector de la tecnología de consumo, a unos precios muy rebajados, incluso del 50%, respecto a los que solemos ver en los escaparates de las tiendas físicas. Todo parece estar en orden hasta que recibimos una carta certificada indicando que nuestra compra ha sido interceptada en la aduana de turno. La única posibilidad de recuperar el objeto adquirido es pagar un dinero extra, correspondiente a los impuestos de importación, que terminan por encarecer el artículo hasta límites insospechados. Lo peor es cuando realizamos la correspondiente reclamación a la tienda online, normalmente extranjera, y descubrimos que estos arriesgados envíos transfronterizos aparecen en algún apartado más o menos escondido de su web. Si nuestro paquete no llama la atención de los agentes de aduanas, la jugada nos habrá salido bien y habremos comprado un smartphone u objeto similar a precio de derribo, pero es importante saber en todo momento a lo que nos enfrentamos si las cosas salen mal.